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SINTESIS DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA  EN BRASIL.

MAPA POLÍTICO DE AMÉRICA DEL SUR.

Brasil, oficialmente República Federativa del Brasil (en portugués: República Federativa do Brasil), es un país soberano de América del Sur que comprende la mitad oriental del subcontinente y algunos grupos de pequeñas islas en el océano Atlántico.

 Con una superficie estimada en más de 8,5 millones de km², es el quinto país más grande del mundo en área total (equivalente a 47% del territorio sudamericano). Delimitado por el océano Atlántico al este, Brasil tiene una línea costera de 7491 km. Tiene una población de 192 376 496 .(2011). Su lengua oficial es  el Portugués.

MAPA POLÍTICO DE BRASIL.

 Aunque  la categoría en la que situamos en el blog habla de la historia de la religión católica en los países de habla hispana, nos ocupamos  de él por su afinidad linguística  con el español  y  los muchos aspectos comunes con estos países: geografía, historia etc. Este  será el índice del tema.

 1.-Descubrimiento,  conquista y cristianización.

2.- Creación de las primeras diócesis en Brasil.

3.- Los jesuitas y la evangelización de Brasil.

4.- Labor evangelizadora de las órdenes religiosas

5.-La Iglesia en la época de la colonia.

6.- La Iglesia en las independencias de Brasil.

7.- La Iglesia tras la proclamación de la independencia.

8.- La iglesia católica en Brasil en nuestros días.

1.-DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y CRISTIANIZACIÓN.

 En Brasil, como en el resto de las naciones hispanas de América la conquista fue siempre unida a la  cristianización, esta afirmación se prueba  por  la historia del descubrimiento y los fines que los reyes de las naciones descubridoras  aducían para su conquista y mucho más por las atribuciones que los papas dieron a esos reyes, contenidas en el Patronato Regio.

            La dirección política, social, administrativa y económica de Brasil. fue canalizada por y desde Portugal, así como la vida eclesiástica, organizada a través del régimen de Patronato.

            El origen del Patronato Portugués está unido a la Orden militar de los Templarios, suprimida en 1310 por el papa Clemente V, pasando sus bienes a la Orden de Cristo, instituida por el rey D. Dionís y aprobada por Juan XXII en 1319.

            Posteriormente, se fundaron otras dos órdenes militares en Portugal: la de Santiago de la Espada y la de S. Benito de Aviz. En 1522 el papa Adriano VI confería a Juan III la dignidad de gran maestre de la Orden de Cristo, y en 1551 Julio III anexionaba a la Corona portuguesa el gran maestrazgo de las tres órdenes militares.

             También por concesión pontificia, el título de gran maestre confería a los monarcas portugueses el régimen espiritual de todas las islas y tierras desde el cabo Bojador y Nam hasta la India, pudiendo disfrutar del privilegio de presentación al Papa de los titulares de iglesias y beneficios eclesiásticos, para posterior confirmación por éste; así como la posibilidad de cobrar y administrar los diezmos eclesiásticos.

            Por su parte, el monarca atendería a toda la financiación del culto, expansión evangelizadora y promoción del cristianismo entre la población indígena.

            Los descubridores  iban siempre acompañados de sacerdotes no sólo para la atención del los soldados, sino también para bautizar a los indígenas; siempre que se fundaba una ciudad, pueblo, o villa, el templo  era una  de las primeras construcciones  del lugar, etc.

             En este apartado hablamos de cristianización, dejando el calificativo de evangelización  para la acción más estable  llevada a cabo por misioneros en el que  la unión entre lo civil y religioso  era menor  y en muchos casos contrarias.

PEDRO ÁLVAREZ CABRAL. 

 Consta como descubridor de Brasil Pedro Álvarez Cabral, un caballero de la Orden de Cristo, que partió del río Tajo, en Lisboa, el 8 de marzo de 1500, en dirección a las Indias con miras a crear un Puesto Comercial. Su armada estaba formada de 13 navíos y 1,500 tripulantes, la mayor expedición hasta entonces organizada por Portugal. A bordo, nobles, estudiosos, desterrados y artesanos representaban una muestra de la sociedad portuguesa.

Ocho frailes franciscanos iban liderados por Henrique Soares, prominente figura del clero portugués, que celebró la primera ceremonia cristiana en suelo brasilero. El fraile Henrique Soares declaró que el viaje de descubrimiento fue realizado para honra y obediencia a la cruz, es decir, el desafío que lanzó a los portugueses a los mares fue una saga alimentada en gran parte por el fervor cristiano. La opulenta Orden de Cristo fue quien organizó y financió gran parte de esa empresa.

No se puede dejar de reconocer que el descubrimiento de Brasil fue motivado también por el derecho que tenían los reyes lusitanos a la evangelización de las nuevas tierras conquistadas.

            Para el maestro de historia Walter Ângelo Fernandes Aló, de la Universidad de Río de Janeiro, la religiosidad de los portugueses fue un factor decisivo para el descubrimiento de Brasil. “El pueblo portugués se creía predestinado por Dios para grandes logros. Después de cinco siglos bajo el dominio musulmán, Portugal presentía en el fin del feudalismo el inicio de una nueva era. El entusiasmo y el sentimiento libertario motivaron a la conquista de nuevas tierras y almas.”

            Investigaciones recientes publicadas por el historiador portugués Jorge Couto de la Universidad de Lisboa revelaron que  el rey D. Manuel I ya tenía conocimiento de la existencia del Brasil antes de la expedición de Cabral. La tesis del historiador está basada en un manuscrito producido por Duarte Pacheco Pereira, titulado de Esmeraldo de situ orbis (El tratado de los nuevos lugares de la Tierra, por Manuel y Duarte), que estuvo desaparecido por casi cuatro siglos. Duarte Pacheco era un genio en astronomía, navegación y geografía.

 REPRESAS EN EL RÍO MARAÑÓN.      

Era un hombre de la más absoluta confianza del rey D. Manuel I y desembarcó en Brasil, en las proximidades de la frontera de Marañon con el Pará, entre noviembre y diciembre de 1498, por tanto un año y medio antes de Cabral.

            1498 fue el mismo año del Tercer viaje de Cristóbal Colón, en el que llegó a Tierra Firme, específicamente a la desembocadura del río Orinoco, en Venezuela, espacio que llamó “Tierra de Gracia” y en donde ubicó el Paraíso Terrenal

            De regreso a Lisboa hizo un relato compuesto por cinco partes en un total de 200 páginas al rey D. Manuel I. La mejor prueba del descubrimiento de Brasil se encuentra en el siguiente extracto resumido del capítulo segundo de la primera parte del Esmeraldo:

“Como en el tercer año de vuestro reinado del año de Nuestro Señor de mil cuatrocientos y noventa y ocho, cuando vuestra Alteza nos mandó a descubrir la parte occidental, pasando más allá de la grandeza del mar Océano, donde es encontrada y navegada una tan grande tierra firme, con muchas y grandes islas adyacentes a ella y es grandemente poblada. Tanto se dilata su grandeza y corre con mucha largura, que de una parte ni de otra no fue visto ni sabido el fin y cabo de ella. Se ha encontrado en ella mucho y fino brasil con otras muchas cosas de que los navíos en estos Reinos ven grandemente poblados.”

El rey D. Manuel consideró el descubrimiento como un secreto de Estado y mantuvo el manuscrito en sigilo. Para el historiador José Manuel Garcia “el viaje de Cabral sigue siendo considerado el descubrimiento oficial de Brasil apenas por una cuestión de tradición y comodidad.”

MAPA DE PORTO SEGURO.

            Porto Seguro, así bautizada por la calma de sus aguas y por la belleza natural de su paisaje, acogió el día 26 de abril de 1500 a la armada portuguesa que, en vez de haber seguido el viaje hacia las Indias, tomó rumbo hacia el Occidente pasando por Cabo Verde.

            La bandera con la cruz de Cristo fue izada en este nuevo territorio y la primera misa fue celebrada.. “La principal riqueza de la tierra recién descubierta fue, durante muchos años, el palo brasil, árbol cuya médula, intensamente roja, tenía aplicación en las tintorerías y cuya madera, de una gran resistencia, era usada en la construcción de muebles y de navíos. El nombre que los descubridores dieran a la nueva tierra –Vera Cruz– fue rápidamente substituido por la designación del principal producto que de ella se traía.”( Cf. Revista Avance. Cuenca – Ecuador )

PLANTA DE PALO DE BRASIL

,           Portugal dejó pasar treinta años sin intentar tomar posesión de ellas y sólo le movieron a ello las expediciones españolas verificadas sobre esa costa meridional.

            Entonces mandó a Martín Alfonso de Sousa, con una fuerte expedición. Ocupó Bahía y llegó a  Río de Janeiro en 1531. Uno de sus capitanes, Diego de Leite, reconoció la región de Pernambuco y de la desembocadura del Amazonas. Ambos efectuaron reconocimientos aun  más hacia el Sur, hasta que un naufragio, con pérdida de vidas, les detuvo.

            Martín regresó a Portugal después de haber fundado la colonia de San Vicente; pero ya desde  el Brasil notificó a Juan III que mercaderes franceses estaban subrepticiamente comerciando con los indígenas.

             El rey  entonces dividió las tierras en doce capitanías hereditarias, formando vastas franjas transversales, con cincuenta o más leguas de frente sobre el mar, cada una. Un fuerte federalismo las regía: sólo se prohibía a sus poseedores acuñar moneda, pudiendo ejercer  justicia civil o penal (con excepción de imponer la pena de muerte). En esta cesión y aquel federalismo —estimulatorio de la creación de un casi feudalismo americano—, la política real portuguesa difiere sensiblemente de la castellana, mucho más unitaria. (http://www.gratislibros.com.ar/…/historia-de-america-conquistaconquistabrasi…)

            Una serie de causas politico-económicas habían quitado  el interés de Portugal por Brasil: máxima atención por la explotación de la ruta de África y la India, nomadismo y peligrosidad de la población indígena, pobres recursos económicos, reducidos al corte del palo brasil y otras plantas tintóreas; ello ocasiona un periodo de escasa población europea, hasta que a partir de 1530, con la llegada de la expedición de Martin Alfonso de Souza y la promoción de las plantaciones de caña de azúcar, comienza a estructurarse la colonia.

            El clero secular pasó a Brasil para atender las necesidades espirituales de los europeos, e hizo poco por la evangelización de los indios, contemporizando incluso con los plantadores de caña (capitanías de Pernambuco y Sáo Vicente) en la esclavización del indio, como mano de obra necesaria para la puesta en marcha de sus  cultivos.

 CATEDRAL DE SALVADOR DE BAHIA. BRASIL.

2.-LA CREACIÓN DE  LAS PRIMERAS DIÓCESIS EN BRASIL.

            Toda la actividad pastoral durante los siglos XVI y XVII se reguló por las Constituciones de Lisboa, promulgadas en 1536 y aceptadas por todos los obispos.

            En 1550 Juan III pidió al papa Julio III la creación de la primera diócesis en Brasil., que por bula de 25 enero . 1551 se erigía en Bahía, sufragánea del arzobispado de Lisboa.

            La bula declaraba que el obispo y otras dignidades debían ser presentados por el rey «que es el perpetuo administrador en lo espiritual y lo temporal de la Milicia de Jesucristo de la Orden del Císter, delegado de la Santa Sede y Gran Maestre y administrador de la misma Milicia».

            En 1563 la regente de Portugal Da Catalina (hermana de Carlos V) solicitaba la creación de otro obispado en Río de Janeiro, aunque sólo se consiguió que el papa Gregorio XIII crease el 19 julio de 1576 la prelatura de Río de Janeiro.

             La bula autorizaba a los reyes de Portugal a nombrar administradores apostólicos para la referida prelatura, sin necesidad de otra licencia o confirmación.

Durante el primitivo periodo colonial, los franciscanos habían realizado un trabajo de catequesis, pero sin continuidad e intensidad.

            El clero secular dependía del obispado de Funchal, en la isla de Madeira, de donde llegaban las provisiones para los primeros vicarios.

3.–LOS JESUITAS Y LA EVANGELIZACIÓN DE BRASIL

 La actividad misional fue llevada a cabo por los  jesuitas, franciscanos, carmelitas y benedictinos— bajo los auspicios Real de Lisboa, y dos órdenes más —capuchinos y oratorianos—, que dependían de la Propaganda Fide de Roma, fundada en 1622 para centralizar la tarea misional de la Iglesia católica y neutralizar al Patronato  de Portugal y al «Patronato» de España.

    ESTACIÓN DE SAO PAULO.  

Los primeros Jesuitas llegaron a Brasil en 1549  procedentes de Portugal y de Paraguay  que realizaron una meritísima labor evangelizadora, adoctrinando a la población indígena, reunida en misiones a semejanza de las reducciones realizadas en la América española.

            Con su llegada , coincidiendo con el mandato del primer gobernador general Tomé de Souza, se inicia el verdadero trabajo de evangelización que fundan misiones y escuelas en el Nordeste y en la capitanía de San  Vicente, sobresaliendo Manuel Nóbrega, Anchieta y Leonardo Nunes.

            De 1550 a 1580 los jesuitas son los únicos religiosos que evangelizan de un modo sistemático.

            Adoptaron una postura  contra las prácticas  coloniales Su actitud se enfrentaría con la de los colonos, ya que sin mano de obra indígena no podía crecer y sostenerse la colonia

            Pero los bandeirantes, y los colonos paulistas de Sao Paulo, que comercian con ellos, chocan con los jesuitas, quienes junto a bandeirantes y aborígenes constituye el trío característico de las tierras del sur.

             Pronto San Ignacio de Loyola determina que Brasil sea ‘una provincia jesuita’ (1555). Fundan el colegio de San Pablo (1554), origen de la ciudad, y el de Salvador de Bahía, exploran regiones, tienen ingenios modelos, actividades mercantiles, ‘bancos’ , naves, e introducen el café, el cacao, los cocos, las bananas, etc.

            En ‘Indias’, su acción adquiere un carácter muy diferente a la europea. Descubren millones de seres para convertir, la posibilidad de adquirir un poder espiritual y temporal, abrazan la causa de los aborígenes y se atraen el odio de encomenderos y terratenientes.

  DE LAS  REDUCCIONES JESUITICAS DE BRASIL.           

Por este motivo deciden retirarse  y se dirigen a zonas alejadas (Amazonas, Paraguay) y fundan las Misiones. Consideran a los aborígenes como seres humanos, les proporcionan ventajas materiales y técnicas, los encantan con su música, lejos de los brutales métodos de los colonizadores. Los convierten, los vuelven sedentarios, los arman para defenderse de los bandeirantes, consiguen que el Estado los proteja (1549), y que el rey prohíba su esclavitud (1570).

            Además, proporcionan soldados tupí-guaraníes para expulsar a los franceses de la bahía de Guanabara (1555-1567) lo que permite a Mem de Sá fundar Río de Janeiro (1565). Hacia fines del XVI, consiguen la prohibición de atacar a las misiones, con el resultado de mayor introducción de esclavos negros (1574).

            La obra de los jesuitas en términos relativos es positiva,. La sociedad por ellos  constituida divide la tierra en dos partes: el ‘Campo de Dios’ y el ‘Campo del Hombre’ .            El capital acumulado en el primero es invertido en obras de interés general, instrumentos mecánicos, edificios, semillas, vestidos, etc. Los instrumentos de producción, bestias de carga, arados, etc., son de propiedad pública. No existe el latifundio.

             En el ‘Campo del Hombre’ se reparten lotes individuales para satisfacer sus necesidades. Se crean escuelas y talleres, se enseñan oficios y se hacen fraguas, sierras, tornos y telares. Los excedentes son vendidos en el mercado iberoamericano o europeo y convertidos en nuevas inversiones productivas.

SAN MIGUEL DE LAS MISIONES JESUÍTICAS.

  Los indios se vuelven agricultores, relojeros, tejedores, sastres, fundidores, carpinteros, músicos, pintores, escultores, orfebres, artistas de teatro y cantores. Queda abolida la pena de muerte y son graduados suavemente los castigos.

            No se conoce el dinero y se emplea un sistema de trueque con los comerciantes extranjeros, que no tienen acceso a las Misiones, aisladas del mundo. Los conocimientos se imparten en guaraní.

            Opina el jesuita Jérez: «Lo que los socialistas siguen soñando siempre en sus modernos falansterios, se ha realizado allí, como un milagro de amor y sin necesidad de palabras utópicas»

            A su vez, José Carlos Mariátegui juzga: «Quien recuerde el vasto experimento de los jesuitas en el Paraguay, donde tan hábilmente aprovecharon la tendencia natural de los indígenas al comunismo, no puede sorprenderse absolutamente de que esta Congregación de Hijos de San Ignacio de Loyola, como los llama Unamuno, fuese capaz de crear en el suelo peruano los centros de trabajo y producción que los nobles, doctores y clérigos, entregados en Lima a una vida muelle y sensual, no se ocuparon nunca de forma.»

            Una dura guerra civil enfrentará a los jesuitas con los colonos, para quienes la esclavitud del aborigen es fundamental (siglos XVI y XVII). Los colonos sufren una competencia comercial ruinosa desde las Misiones, pues su producción de yerba mate, de tabaco y de azúcar enviadas a Lisboa, es de mejor calidad y de menores precios.

     CIUDAD DE PARANÁ.   

Sobre el río Paranapanema (Estado actual de San Pablo) se asientan 13 reducciones jesuíticas en el Guairá (este del Paraná, 1609-1628). Los paulistas penetran ese territorio y en tres años esclavizan a 60.000 guaraníes misioneros (1628-1631). En 1632 los jesuitas evacuan la región hacia Río Grande del Sur, la Banda Oriental, el sur de Paraguay y el norte argentino hasta Santa Fe

            . Fundan treinta pueblos: siete en territorio actual de Brasil, ocho en Paraguay y quince en Argentina, mientras España pierde dilatados territorios.

Finalmente el gobierno español autoriza a los jesuitas a armar a los guaraníes y en Mbororé detienen el avance paulista (1641). Habrá décadas de tranquilidad. Pero los paulistas expulsan a los jesuitas (1661). Sin embargo, regresan y por orden real, se dispone la imposibilidad de apoderarse de indígenas sin su autorización (1698). Se acuerdan ciertas garantías: las incursiones paulistas deben dejar un tercio de hombres en los poblados, pagar un salario a los que se llevan, no apresar a viejos, niños ni mujeres y respetar un plazo antes de regresar. ( Cf. http://www.revistacritica.com.ar/38/38historia.htm)

IGLESIA DE LA CIUDAD DE OLINDA.

4.-.- LA LABOR EVANGELIZADORA DE LAS  ÓRDENES RELIGIOSAS.

            . En 1581 llegan los benedictinos a Bahía, y a fines del   ya habían fundado conventos en los principales centros del litoral: Paraiba, Bahía, Olinda, Río de Janeiro y Sáo Paulo.

             Los carmelitas fundan su primer convento en Olinda en 1583 y, después, en Río de Janeiro y Sáo Paulo. En 1589 los carmelitas observantes fundaban en Santos una provincia separada.

            En 1584 los franciscanos creaban la provincia de San Antonio, erigiendo los conventos de Olinda (1585), Bahía, Paraiba, Igaragú y Vitória, en la capitanía del Espírito Santo. Mientras, los capuchinos se establecieron en Recife en 1581.

            Brasil. tenía en 1600 unos 200 sacerdotes, de los cuales 50 eran del clero diocesano, 60 franciscanos, 40 jesuitas y los 50 restantes entre benedictinos, carmelitas y capuchinos. ( Cf.  http://www.conelpapa.com/benedictoxvi/brasil19.htm)

http://www.revistacritica.com.ar/38/38historia.htm

 CATEDRAL DE PETROLINA. PERNAMBUCO. BRASIL.

5.-LA IGLESIA EN LA ÉPOCA DE LA COLONIA.( 1600-1759 ).

            Durante el tiempo de la unión de España y Portugal no se alteró el estatuto de Brasil., que siguió dependiendo exclusivamente de su metrópoli. En 1614 se creó la prelacía de Pernambuco, suprimida 10 años después. El único obispado, el de Bahía, estuvo en sede vacante durante casi 30 años.

            En 1676 Inocencio XI suprimía la dependencia de Bahía con respecto al arzobispado de Lisboa elevándola a archidiócesis y creando dos diócesis sufragáneas de ella: Río de Janeiro y Pernambuco (Olinda). En 1677 instituyó la diócesis de Sáo Luis de Maranhao. La primera mitad del s. XVIII es importante para el desarrollo de la vida religiosa brasileña.

            Todas las anteriores diócesis se encontraban en el litoral, como también la que en 1719 se crea en Pará. Las expediciones bandeirantes fueron poco a poco penetrando en el interior, ocupando la zona del ,Guairá y los territorios al este del río Paraguay.

            Benedicto XIV, en 1745, creó para estos territorios Sáo Paulo y Mariana (Minas Gerais) y las prelaturas de Goiás y Cuyabá (Mato Grosso).

            Hasta principios del s. XVIII el desarrollo de la civilización termina prácticamente en Sáo Paulo. En esta época se elabora la primera legislación eclesiástica para Brasil. «las constituciones primeras del arzobispado de Bahía», promulgadas por Sebastiáo Monteiro da Vide en 1707. La Iglesia de Brasil, que continuaba viviendo bajo régimen de Patronato, conoce problemas relativos a la subsistencia, nombramiento y formación del clero.

     CIUDAD DE MINAS GERAIS.  

A principios del XVIII se produce el descubrimiento y explotación de oro en Minas Gerais, y consecuentemente la colonización más efectiva del centrooeste brasileño. Desde muy temprano comienzan a surgir quejas contra la actitud de clérigos y religiosos en dicho territorio.

            El gobernador de Río de Janeiro, Alvaro da Silveira y Alburquerque, junto al cabildo de la ciudad escribían al rey «sobre las violencias que obran los frailes de diversas religiones que andan por las minas de oro de esta capitanía, dando ocasión para que se quejen los pueblos por sus procedimientos, empleándose solamente en sus conveniencias, gastando los quintos del oro, siendo muy pocos los religiosos a quien se puede encomendar el ejercicio del bien espiritual de las almas».

            Este clero indisciplinado y superficial dejará marcas sensibles en la formación religiosa del pueblo, a lo que se unirá la irreligiosidad de tiempos posteriores. Los jesuitas continúan con su eficaz labor evangelizadora y educativa.

            Los hijos de los indios, después de aprender en los colegios los rudimentos de la fe, volvían a sus aldeas y enseñaban a sus padres, en su propia lengua, lo que habían aprendido.

            También los mismos colonos y dueños de plantaciones eran, a veces, adoctrinados por sus propios hijos. Con este sistema, la catequesis se divulgó rápidamente en extensión pero poco en profundidad.

            Se creó en el pueblo un sentimiento religioso hecho a base de prácticas externas, devociones, fiestas religiosas, pero la vivencia cristiana permaneció, en general, muy superficial. Muchos capellanes de haciendas se transformaron en meros funcionarios eclesiásticos, administradores de sacramentos y de bendiciones.

            A partir de mediados del s. XVIII la Iglesia de Brasil . entra en una prolongada crisis,

            . Este largo periodo se inicia en 1759 con la expulsión de los jesuitas, que tuvieron que abandonar 11 colegios, 8 seminarios, 53 residencias y 65 misiones.

            Y en 1855, la circular de 19 de mayo, prohibía la admisión de novicios en todas las órdenes y Congregaciones hasta que se resolviese el Concordato que el Gobierno esperaba firmar con la Santa Sede. Pero este Concordato no llegó a efecto, por lo que las órdenes religiosas del Brasil., ya en crisis, entraron en un periodo de franca decadencia.

PEDRO I EMPERADOR DE BRASIL.

6.- LA IGLESIA  EN LAS  INDEPENDENCIAS  DE BRASIL.

 En la segunda mitad del siglo XVIII el marco internacional, afectó las relaciones entre la corona portuguesa y Brasil. Encontramos que, en sus relaciones con Brasil, los ingleses habían abierto grandes brechas en el sistema colonial por medio de acuerdos comerciales, del contrabando y de alianza con comerciantes locales.

Otro factor importante fue la tendencia a limitar o abolir la esclavitud, manifestada por las mayores potencias de la época, Inglaterra y Francia.(Gaggero, 2006). Las obras realizadas por el primer ministro marqués de Pombal de 1750 a 1777 fueron un gran esfuerzo por hacer más eficaz la administración portuguesa e introducir cambios en las relaciones entre la metrópolis y la colonia.

Estas reformas intentaban hacer una mezcla entre lo nuevo y lo antiguo. Sin embargo, la corona portuguesa siguió con una política absolutista y en la colonia se empiezan a ver algunas conspiraciones contra Portugal y algunas tentativas de independencia (Gaggero, 2006).

A inicios del siglo XIX encontramos que Brasil poseía un enorme territorio casi desconocido, una economía desindustrializada y una agricultura señorial (Fornés, s.f)., El  proceso emancipador de Brasil será muy diferente al de la América española. La independencia se daría por un proceso que fue el resultado de cambios con los lazos coloniales. El detonante para el proceso independentista fue la invasión napoleónica a la Península Ibérica

   FAMILIA REAL PORTUGUESA Y SU CORTE EN BRASIL

En Europa, Napoleón había impuesto un bloqueo al comercio con Inglaterra, sin embargo, Portugal era una grieta en el bloqueo. En noviembre de 1807 las tropas francesas entran en Portugal.

La familia real portuguesa y una corte de más de 10.000 personas dejan Lisboa en una escuadra inglesa, llegando a Bahía en 1808. Bahía se convertía así en la capital de la monarquía de los Braganza. Con la corte en Brasil, se empieza a sentir el paso de colonia a metrópoli, se da un cambio profundo en las relaciones internacionales. «El rey Don Juan tomó medidas que fueron definiendo su situación: declaró libre de tributos la importación de materias primas para la industria. Ofreció subvenciones para la industria de la caña, la seda y el hierro.» (Gaggero, 2006: 19).

            Adelantándose a las pretensiones inglesas, los comerciantes brasileños consiguieron del rey la Carta Regia, en que abrían los puertos brasileños al comercio internacional. Se dio una difusión cultural, llegando científicos y viajeros extranjeros.

En Bahía y Río de Janeiro se establecen los órganos de gobierno reproduciendo instituciones, instancias gubernamentales y costumbres. Así vemos que la política exterior de Portugal empieza a ser decidida desde Río. Esta ciudad cambiaría su fisionomía, y su número de habitantes. A pesar de estos cambios, la corona seguía protegiendo los intereses portugueses en Brasil.

La colonia debía cargar con los gastos de la corte y de las campañas militares hacia La Plata. Sumando las desigualdades regionales, los descontestos debido a las condiciones económicas y los privilegios de los portugueses, el antilusitanismo, y el reclamo de igualdad de los pobres, llevaría a que estallase la revolución en Pernambuco en 1817 (Gaggero, 2006).

Los grandes terratenientes querían terminar con la centralización impuesta por la corona. El regente Don Juan se niega a retornar a una ya liberada Lisboa. En 1820, estalla en Oporto una revuelta liberal que proclama la Constitución y llama al rey a regresar a Lisboa. También se dieron sublevaciones en Lisboa, Pará y Bahía, lo que obligó a Juan VI a aceptar la constitución que elaborarían las cortes en Portugal y regresar a Lisboa.

CORONACIÓN DE PEDRO I EMPERADOR DEL BRASIL.

            Juan deja en Río como regente a su hijo, don Pedro. Esto último no gustó a los liberales portugueses que exigían el retorno del heredero a Lisboa. Un año después de la partida del rey Juan  el gobierno revocó las concesiones hechas al Brasil y ordena el regreso de Don Pedro. Pedro, quien contaba con gran popularidad entre los criollos, desobedece las órdenes y proclama la independencia del Brasil a orillas del río Ipiranga (Grito de Ipiranga el 7 septiembre 1822).

             Una asamblea apoyó la causa y Pedro I fue coronado como soberano del Imperio del Brasil. «La independencia del Brasil fue la única lograda sin derramamiento de sangre. La guarnición portuguesa de la capital fue pagada y despedida por el propio Pedro I y las otras se rindieron gracias a la astucia del aventurero Cochrane quien también prestó sus servicios en Brasil» (Montenegro, s.f).

«El país se configura en la Constitución como una monarquía hereditaria con un sistema legislativo bicameral y un Senado vitalicio. La centralización y disminución de las libertades locales provocaron levantamientos, como el de Pernambuco, provincia que, junto con otras del norte, intentó formar la Confederación del Ecuador, abortada el 17 de septiembre de 1824» (Fornés, s.f: 279).

            La elite brasileña acepta la unión o federación monárquica, pensando en que de esta forma se evitaría la guerra racial y la fragmentación del país. Sin embargo, durante toda la época imperial (1822-1889) se dan fuertes polémicas entre el federalismo y centralismo (Gaggero, 2006). Portugal reconoció la independencia en 1825.

            Bajo las monarquías de Pedro I y Pedro II que duraron 67 años, es decir, hasta 1889, el pueblo brasileño conoció una época de progreso que se tradujo en intervenciones activas de Brasil en la política interna de muchos países suramericanos.

La iglesia y los terratenientes combatieron la monarquía ante la amenaza de perder sus pertenencias, la primera, y las tierras y los esclavos, los segundos.

             En 1887, se produjo un golpe de estado que puso fin a la monarquía. Durante más de un año, gobernó una autocracia militar que produjo la separación de la Iglesia y el Estado, y estableció el matrimonio civil.

            El Gobierno imperial de los Braganza, en el s. XIX, de tradición liberal y regalista, paralizó casi por completo la organización eclesiástica de Brasil. Solamente se crearon las diócesis de Goiás y Cuyabá en 1826, prelaturas desde 1745, y las diócesis de Rio Grande do Sul (1848), Diamantina y Ceará (1854).

  OBISPO MACEDO COSTA.   

Algunos obispos brasileños, como Vigoso, de Mariana; Joaquim de Melo, de Sáo Paulo; Macedo Costa, de Pará, con la colaboración de los Padres de la Misión, iniciaron un movimiento de renovación espiritual que dio origen a la llamada cuestión religiosa, conflicto entre la Iglesia y el Estado, unido al crecimiento y desarrollo de la masonería en el país.

            El movimiento independentista está muy unido a la ideología de la masonería, desde 1813., fecha en que fue creado el Primer Gran Oriente brasileño. Lo que explica que varios eclesiásticos, partidarios del movimiento emancipador, se afiliasen a las logias.

            Paulatinamente, la masonería fue adquiriendo un carácter anticlerical hasta llegar a un clima de decidida oposición religiosa, cuyo conflicto más representativo es el originado por algunos obispos.

            La masonería había penetrado en las propias hermandades religiosas; realidad que denunciaron los obispos de Olinda y de Pará como defensores de los derechos eclesiásticos contra las ingerencias del gobierno, la propaganda y los ataques masónicos en la prensa diaria, exhortando a los sacerdotes y miembros de las cofradías a abjurar de la masonería.

Los sacerdotes obedecieron en gran número, pero algunas hermandades se mostraron recalcitrantes y en abierta oposición a los obispos, que acabaron lanzando suspensión y excomunión a los contumaces.

            Las hermandades apelaron al Gobierno imperial, que en 20 dic. 1873 y por el Tribunal Supremo de Justicia condenó a D. Vital, obispo de Olinda, y el 1 julio 1874 a Macedo Costa, obispo de Pará, a ser encarcelados.

Sentencia que en 1875 fue condonada por una amnistía, bajo presión del duque de Caxias, encargado de formar nuevo Gobierno.    

(Cfhttp://www.monografias.com/trabajos/indephispa/indephispa.shtml#ixzz2fKySAGz9 y IndependenciaBrasilYouagridulcesinestesiade3.blogspot.com/2012/11/)

7.–LA IGLESIA TRAS LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA

.           La República fue proclamada el 15 nov. 1889. El 7 en. 1890 el Gobierno provisional declaraba extinto el «Patronato y todas sus instituciones, recursos y prerrogativas», preparándose la separación de la Iglesia del Estado, proclamada por la Constitución de 1891.

            En esa República recién nacida existía una intensa atmósfera anticlerical. El episcopado brasileño reunido en Sáo Paulo bajo la dirección de Macedo Costa daba una célebre pastoral colectiva (19 mar. 1890), en la que, sin hostilidades hacia la República, solicitaban del Gobierno que volviese a estudiar sus decretos.

            Esos esfuerzos surtieron efecto, ya que el Gobierno procuró buscar una línea de buen entendimiento con la Iglesia. Esta separación entre Iglesia y Estado fue y ha sido muy benéfica para Brasil, y el episcopado brasileño tenía razón en oponerse al régimen de Patronato, que coartaba su crecimiento: a finales del periodo anterior Brasil. contaba con un arzobispado y 11 obispados. Casi 50 años después, en 1939 tenía un cardenal, 17 arzobispos y 56 obispos.

 EL PAPA LEÓN XIII. 

En 1965 eran más de 220 entre obispos y prelados y en 1969 había cinco cardenales. Todo ese tiempo está marcado por la reunión periódica de obispos en sínodos y concilios. Macedo Costa, en 1890, había planeado un concilio a escala nacional, pero no fue posible su realización. León XIII reunió en 1899 el Conc. Plenario Americano.

             En 1939 se celebró el 1 Concilio Plenario Brasileño, tomando parte en 61 104 prelados. A partir de 1952 se ha organizado la Conferencia Nac. de los Obispos del Brasil (CNBB).

            Como política de organización eclesiástica, en la primera mitad del s. xx la mayor preocupación episcopal con relación al clero fue el proselitismo. Desde 1950, aquella preocupación se encauza y acentúa en el factor calidad y la propia misión sacerdotal.

            Los profundos cambios de estructura que Brasil viene experimentando: crecimiento demográfico activo y de las ciudades, industrialización y sus problemas, etc., han creado una situación en gran parte nueva y con dimensiones diversas a las anteriores.

            Además de las órdenes tradicionales, desde la proclamación de la República se distinguen los Padres de la Misión y diversas congregaciones, como los redentoristas, dominicos y salesianos. A principios del s. XX las principales congregaciones se encontraban representadas en Brasil.

            En 1954 se organizó la Conferencia de los religiosos, y paulatinamente van surgiendo en la vida del pueblo cristiano diversos síntomas de renovación: se divulga el culto eucarística y mariano. Hasta la década de los a. 50, la renovación cristiana fue menor, como se manifiesta en que no encontró eco el movimiento litúrgico y la Acción Católica, que tuvieron su primer despertar en 1930.

            Pero las sucesivas reformas y orientaciones dictadas por Pío XII, sobre todo a partir de la Mediator Dei de 1947, así como los cursillos y semanas litúrgicas, fueron difundidas bien. A ello contribuyó el «Plan de urgencia» del episcopado, que intensificó la enseñanza y activó la necesidad de transformar las parroquias en comunidades de fe, culto y amor.

            Junto al movimiento litúrgico, la catequesis y el movimiento bíblico evidenciaron la necesidad de una revisión de los métodos de enseñanza religiosa, métodos de pastoral y, en muchos casos, la necesidad de una mayor formación de la fe en el pueblo, que vive más de las tradiciones sociales y devociones sentimentales que del contenido de la revelación divina.

            Los Institutos superiores de Liturgia y de Pastoral catequística, creados en los centros más importantes del país, han constituido una gran ayuda en la revitalización de esos sectores fundamentales para la vida de la Iglesia. La organización de los Secretariados de Liturgia, de catequesis y de Teología de la CNBB fueron valiosos elementos en la promoción de la renovación religiosa sobre bases sólidas y dogmáticas.             Diversos movimientos laicales tienen amplitud y difusión.

            Las conversiones al catolicismo de inmigrantes, en especial japoneses, son muy frecuentes. A raíz del Conc. Vaticano II la CNBB lanzó un plan pastoral, para la puesta en práctica de las directrices dadas por el Concilio.

(CF. RIOLANDD AZZI. Historia de la Iglesia en Brasil – Con el Papawww.conelpapa.com/benedictoxvi/brasil19.htm)

NUESTRA SEÑORA DE LA APARECIDA.

7.-LA IGLESIA CATÓLICA  EN BRASIL EN NUESTROS DÍAS.

1.-UNA MIRADA DESDE LA OTRA ORILLA.

 PIA.- La agenda de Francisco I en Brasil tuvo como evento destacado del día la visita a la Basílica Nuestra Señora de Aparecida en San Pablo, imponente complejo religioso que puede albergar a 300 mil personas. El lugar fue elegido por el papa debido a la importancia que le asigna al templo por haber sido la sede de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en el año 2007. De ese encuentro surgió el Documento Conclusivo que tuvo a Jorge Bergoglio como uno de sus ideólogos.

            Este documento ha sido utilizado por el nuevo papa como una suerte de presentación de los lineamientos políticos que pretende para la Iglesia Católica. Tanto es así que ha obsequiado este material a diversos presidentes del mundo que fueron a visitarlo, entre ellas Cristina Fernández de Kirchner, primera mandataria en saludar Francisco I.

El texto es una de las fuentes utilizadas para remarcar la tan mentada “opción por los pobres” que encabeza Francisco I y que es anunciada como una posible renovación dentro de la Iglesia Católica. Sin embargo, si se lee este documento con detenimiento la revolución del catolicismo está lejos de ser tal cosa.

La Realidad de Nuestramérica según la Iglesia.

            En la primera parte el texto presenta una suerte de diagnóstico de la situación política, económica y cultural de nuestro continente, así como un balance de la actualidad de la fe católica en nuestros países.

            En este apartado el clero latinoamericano recupera las palabras del entonces Sumo Pontífice Benedicto XVI para señalar que las transformaciones asociadas a la globalización han afectado a los pilares de la cultura y la economía que daban sustento a su vez a la hegemonía del catolicismo.

            Se remarca que la globalización cultural podría ser un fenómeno positivo dado que acerca a los pueblos de todo el mundo (acercando a la vez la posibilidad de evangelizarlos), pero que el desarrollo científico-tecnológico junto con otros procesos sociales han derivado en una crisis del sentido integral de la vida, lo que es presentado como una carencia de espiritualidad.

            En este pasaje también se condena a la globalización económica como responsable de la pobreza en todo el mundo.

            Este fenómeno explica, tal vez, uno de los hechos más desconcertantes y novedosos que vivimos en el presente. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado.

            Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun la misma familia que, como lugar del diálogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe.

            Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. Al lado de la sabiduría de las tradiciones se ubica ahora, en competencia, la información de último minuto, la distracción, el entretenimiento, las imágenes de los exitosos que han sabido aprovechar en su favor las herramientas tecnológicas y las expectativas de prestigio y estima social.

             Ello hace que las personas busquen denodadamente una experiencia de sentido que llene las exigencias de su vocación, allí donde nunca podrán encontrarla.

            Otra de las cuestiones que aparecen en esta sección del documento es la crisis que está experimentando el catolicismo en nuestro continente. Allí se reconoce la merma en la cantidad de adeptos en términos absolutos y relativos, así como un crecimiento de otras formas del cristianismo que resultan más atractivas.

            Para la Iglesia Católica, América Latina y El Caribe son de gran importancia, por su dinamismo eclesial, por su creatividad y porque el 43% de todos sus feligreses vive en ellas; sin embargo, observamos que el crecimiento porcentual de la Iglesia no ha ido a la par con el crecimiento poblacional. En promedio, el aumento del clero, y sobre todo de las religiosas, se aleja cada vez más del crecimiento poblacional en nuestra región.

            En las últimas décadas, vemos con preocupación, por un lado, que numerosas personas pierden el sentido trascendente de sus vidas y abandonan las prácticas religiosas, y, por otro lado, que un número significativo de católicos está abandonando la Iglesia para pasarse a otros grupos religiosos.

            Por otra parte, el documento hace una lectura positiva de los fenómenos políticos que estaban teniendo lugar en la región, destacando ciertas mejorías en la realidad social y económica de las poblaciones. Este reconocimiento estaba acompañado de una crítica que incorporaba uno de los argumentos de las posiciones de derecha a lo largo del continente.

  EL NEOPOPULISMO.         

Constatamos un cierto progreso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo, vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista.

            Es a partir de este diagnóstico de la situación regional que el Episcopado continental va a establecer los lineamientos a seguir para su funcionamiento. Cabe mencionar que las definiciones realizadas recuperarán a lo largo de todo el documento las voces de Benedicto XVI y Juan Pablo II, una muestra más de la marcada continuidad en la Institución eclesiástica.

 La lectura que realizaron los obispos latinoamericanos los llevó a establecer definiciones tendientes a recuperar el territorio perdido -la fe de los que abandonaron el catolicismo-, y adaptarse al contexto político del momento que contaba con una fuerte adhesión en todo el continente.

         En ella se sustenta la exaltación de la “opción por los pobres” y expresiones que llaman a una mayor participación del Estado en la obtención de la justicia social.

       En el documento promocionado por Francisco I se abordan una serie de temas en los cuales se puede apreciar esta renovación discursiva que sin embargo mantiene las posiciones conservadoras tradicionales del Vaticano. En términos generales el texto afirma una y otra vez una suerte de autoridad ética y moral de la Iglesia que la ubica en el papel de jueza y tutora del Estado y la Sociedad. La Iglesia no forma parte de ningún Estado, pero debe controlarlos y aconsejarlos a todos.

El Papa Benedicto XVI ha tratado con claridad inspiradora la compleja relación entre justicia y caridad. Allí nos dice que “el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política” y no de la Iglesia. Pero la Iglesia “no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”. Ella colabora purificando la razón de todos aquellos elementos que la ofuscan e impiden la realización de una liberación integral.

            Como se verá a continuación, en realidad la Iglesia no aboga por ningún tipo de liberación. Sus esfuerzos están concentrados en incorporar nuevos fieles a sus filas para acrecentar/recuperar el poder que ostenta y mantener el orden político/económico actual que posibilita su existencia como Institución de la moral.

 EL PAPA JUAN PABLO II RECRIMINANDO A ERNESTO CARDENAL.          

El documento de San Pablo es interesante en este sentido porque si bien incorpora debates y reivindicaciones presentes en la sociedad, algunos que incluso forman parte del campo progresista, las alternativas que ofrecen siempre vuelven al sometimiento de las personas a la voluntad divina, oportunamente encarnada en la Iglesia.

            Si bien el texto menciona en reiteradas oportunidades que la globalización es un problema porque aumenta las desigualdades, en ningún momento se cuestiona al sistema económico que le da sustento. Para la Iglesia, el capitalismo sigue siendo un modelo deseable de sociedad, que sólo debe adecuarse a la moral católica para reparar las injusticias sociales. Desde la iglesia se espera que sean las empresas privadas las que brinden las posibilidades para el desarrollo de los pueblos:

            la globalización sigue una dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que produce la exclusión de todos aquellos no suficientemente capacitados e informados, aumentando las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas. La pobreza hoy es pobreza de conocimiento y del uso y acceso a nuevas tecnologías. Por eso, es necesario que los empresarios asuman su responsabilidad de crear más fuentes de trabajo y de invertir en la superación de esta nueva pobreza.

La empresa está llamada a prestar una contribución mayor en la sociedad, asumiendo la llamada responsabilidad social-empresarial desde esa perspectiva.

            Los pueblos originarios y los afrodescendientes han sido una de las menciones que más aparecen en este documento. Se los reconoce como portadores de unas culturas ricas y diversas que en la actualidad se encuentran excluidos y marginados. Se denuncia que estas poblaciones son habitualmente las que sufren de nuevas formas de esclavitud, de situaciones de pobreza y discriminación.

MONUMENTO A FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS.

No obstante, este discurso contiene profundas contradicciones desde el momento en que la propia Iglesia no reconoce su papel siniestro en la historia de Nuestramérica como partícipe necesario del exterminio de los pueblos originarios y en la legitimación de la esclavitud de los pueblos afroamericanos.

            Para estas poblaciones la Iglesia disfraza la violencia del evangelio. El documento habla del reconocimiento de las tradiciones culturales de estos pueblos, pero las define como precedentes que permiten un acercamiento a la religión verdadera, el catolicismo. ¿Qué reconocimiento de la diferencia es aquel que interpreta una espiritualidad distinta como si fuera una lectura diferente de su propia religiosidad?

            “los pueblos indígenas cultivan valores humanos de gran significación”; valores que “la Iglesia defiende… ante la fuerza arrolladora de las estructuras de pecado manifiestas en la sociedad moderna”; “son poseedores de innumerables riquezas culturales, que están en la base de nuestra identidad actual” y, desde la perspectiva de la fe, “estos valores y convicciones son fruto de ‘las semillas del Verbo’, que estaban ya presentes y obraban en sus antepasados.”

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE RIO DE JANEIRO.

“Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente

            Otro de los temas abordados por el documento del Episcopado Latinoamericano y Caribeño fue la educación. Una vez más, el discurso presenta un argumento democrático para luego conducirlo a una posición que reasegure uno de los bastiones de poder de la iglesia como son las escuelas católicas y el financiamiento estatal de la educación privada.

            Un principio irrenunciable para la Iglesia es la libertad de enseñanza. El amplio ejercicio del derecho a la educación, reclama a su vez, como condición para su auténtica realización, la plena libertad de que debe gozar toda persona para elegir la educación de sus hijos que consideren más conforme a los valores que ellos más estiman y que consideran indispensables.

Este intransferible derecho, que implica una obligación y que expresa la libertad de la familia en el ámbito de la educación, por su significado y alcance, ha de ser decididamente  garantizado por el Estado. Por esta razón, el poder público, al que compete la protección y la defensa de las libertades de los ciudadanos, atendiendo a la justicia distributiva, debe distribuir las ayudas públicas – que provienen de los impuestos de todos los ciudadanos– de tal manera que la totalidad de los padres, al margen de su condición social, pueda escoger, según su conciencia, en medio de una pluralidad de proyectos educativos, las escuelas adecuadas para sus hijos. Ese es el valor fundamental y la naturaleza jurídica que fundamenta la subvención escolar.

            Ejemplos de este tipo abundan en el extenso documento. Es evidente que el lenguaje empleado y los temas abordados dan cuenta de que la Iglesia ha intentado adaptarse a los tiempos que corren. Pero es igualmente visible que las posiciones políticas e ideológicas de esta Institución se mantienen inalterables (a pesar de que se intente borrar su existencia).

            La elección de Jorge Bergoglio como nuevo papa forma parte de esta estrategia de adecuación para retener el poder que detenta la Iglesia Católica en todo el mundo y detener la sangría de seguidores que ha sufrido en los últimos tiempos, motivada por los escándalos sexuales y ese enquistamiento en ritos e ideas medievales. Es posible que en la boca de Francisco I escuchemos palabras desconocidas en la boca del líder del Vaticano, pero esta novedad no debe asociarse a una transformación de la Institución eclesiástica.

            La promoción del Documento Conclusivo de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño también integra esta estrategia de renovación de la imagen del Vaticano y sirve a la vez de advertencia sobre lo que podemos esperar de Francisco I. ( Cf. Papa en Brasil: La opción por los pobres según la Iglesia – PIAwww.noticiaspia.org/papa-en-brasil-la-opcion-por-los-pobres-segun-la-i…)

2.-UNA MIRADA EN LAS PUPILAS DEL PAPA FRANCISCO.

 ENCUENTRO CON LOS JÓVENES ARGENTINOS EN LA CATEDRAL DE SAN SEBASTIÁN CON OCASIÓN DE LA XXVIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD. PALABRAS DEL PAPA.

Jueves 25 de julio de 2013

            «Gracias.. Gracias.. por estar hoy aquí, por haber venido… Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera. A los 30 mil, que me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo; están bajo la lluvia… Gracias por el gesto de acercarse… Gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud. Yo le sugerí al doctor Gasbarri, que es el que maneja, el que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes, y en medio día tenía arreglado todo. Así que también le quiero agradecer públicamente al doctor Gasbarri esto que ha logrado hoy.

            Quisiera decir una cosa: ¿qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá adentro va a haber lío, va a haber. Que acá en Río va a haber lío, va a haber. Pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera… Quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos.

            Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG. Que me perdonen los Obispos y los curas, si algunos después le arman lío a ustedes, pero.. Es el consejo. Y gracias por lo que puedan hacer.

 EL PAPA FRANCISCO RECIBIDO EN BRASIL.          

Miren, yo pienso que, en este momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, se pasó de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.

            Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida; es decir, no se cuida a los ancianos; pero también está la eutanasia cultural: no se les deja hablar, no se les deja actuar. Y exclusión de los jóvenes. El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, es muy alto, y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo.

    EL PAPA FRANCISCO SALUDANDO EN BRASIL.  

O sea, esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas, que son el futuro nuestro. Entonces, los jóvenes: tienen que salir, tienen que hacerse valer; los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores; y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos; transmítannos la sabiduría de los pueblos.

            En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos: no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que trasmite la justicia, que trasmite la historia, que trasmite los valores, que trasmite la memoria del pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos; déjenlos hablar, escúchenlos, y lleven adelante. Pero sepan, sepan que, en este momento, ustedes, los jóvenes, y los ancianos, están condenados al mismo destino: exclusión; no se dejen excluir. ¿Está claro? Por eso, creo que tienen que trabajar. Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros; es un escándalo, y que haya muerto en la Cruz, es un escándalo: El escándalo de la Cruz. La Cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro: el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús. Por favor, no licuen la fe en Jesucristo.

            Hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, no tomen licuado de fe. La fe es entera, no se licua. Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí.         

Entonces: Hagan lío; cuiden los extremos del pueblo, que son los ancianos y los jóvenes; no se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos. Segundo: no licuen la fe en Jesucristo. Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer, Padre? Mira, lee las bienaventuranzas que te van a venir bien. Y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, lee Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos van a juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa. Se lo pido de corazón.

    IMAGEN DE  CRISTO REDENTOR EN RIO DE JANEIRO.      

Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero, les digo una cosa: Yo, por momentos, siento: ¡Qué feo que es estar enjaulados! Se lo confieso de corazón… Pero, veremos… Los comprendo. Y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que, por razón de orden, no se puede. Gracias por acercarse; gracias por rezar por mí; se lo pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso… Y, bueno, les voy a dar la Bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen, que va a recorrer toda la República… y la cruz de San Francisco, que van a recorrer ‘misionariamente’. Pero no se olviden: Hagan lío; cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos, que son los ancianos y los jóvenes, y no licuen la fe.

            Y ahora vamos a rezar, para bendecir la imagen de la Virgen y darles después la bendición a ustedes.

            Nos ponemos de pie para la Bendición, pero, antes, quiero agradecer lo que dijo Mons. Arancedo, que de puro maleducado no se lo agradecí. Así que gracias por tus palabras.

Oración:

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Dios te salve, María, llena eres de gracia….

Señor, Tú dejaste en medio de nosotros a tu Madre, para que nos acompañara. Que Ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe. Que Ella nos haga discípulos, como lo fue Ella, y misioneros, como también lo fue Ella. Que nos enseñe a salir a la calle, que nos enseñe a salir de nosotros mismos.

Bendecimos esta imagen, Señor, que va a recorrer el País. Que Ella con su mansedumbre, con su paz, nos indique el camino.

Señor, Vos sos un escándalo, el escándalo de la Cruz. Una Cruz que es humildad, mansedumbre; una Cruz que nos habla de la cercanía de Dios.

Bendecimos también esta imagen de la Cruz, que recorrerá el país.

Muchas gracias y nos vemos en estos días.

Que Dios los bendiga y recen por mí. No se olviden.»

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sanchoamigo.

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